miércoles, 27 de noviembre de 2013

Uno de los más grandes narradores latinoamericanos



Horacio Quiroga

Nació el 31 de diciembre de 1878 en Salto, Uruguay. Deportista y aficionado a las ciencias, funda la tertulia de "Los tres mosqueteros" y se inicia en las letras bajo el patrocinio de Leopoldo Lugones. Viaja a París en 1900 y hace una breve experiencia de la bohemia pobre, donde conoció e hizo amistad con Rubén Darío.
 
En 1902 es invitado a participar como fotógrafo en una expedición por la selva de Misiones. El viaje lo deslumbra y en lo adelante vivirá durante largos años en Misiones, lugar donde encuentra el escenario y los personajes de los cuentos que lo hicieron famoso. La existencia de Horacio Quiroga estuvo marcada por el signo de la desgracia.
 
En 1902, accidentalmente, dio muerte con un revolver al mejor de sus amigos -Federico Ferrando-; su primera esposa se suicidó -Ana María Cirés-; sus negocios siempre resultaron un fracaso y, casado por segunda vez, ahora con María Bravo, ésta lo abandonó en 1929, pues no soportó la vida en Misiones.
 
Esa vida dramática, siempre cercana a la estrechez económica, experiencias con el hachís y el cloroformo y el constante cerco del suicidio, alimentaron su tarea cuentista. No le son ajenas las influencias de Rudyard Kipling, Joseph Conrad y, sobre todo, el magisterio de Edgar Allan Poe, por las atmósfera de alucinación, crimen, locura y estados delirantes que pueblan sus narraciones. A veces se remonta a escenas conjeturales de la vida prehistórica o mezcla, con extraña astucia, personajes humanos y animales que hablan, como en las fábulas clásicas, pero estableciendo una sutil frontera entre la vida natural y la civilización.
 
Sus figuras de pioneros, de europeos abandonados en los confines de la selva, de cansados de la vida y de empresarios desquiciados, crean un mundo de intransferible personalidad, que no daña el habitual descuido de su redacción. Horacio Quiroga ingiriendo cianuro se suicidó en Buenos Aires el 19 de febrero de 1937, al saberse víctima de un cáncer gástrico incurable.

La primera obra publicada fue su libro titulado "Arrecifes de Coral", en 1901; en ésta, el autor uruguayo acusa toda la influencia que sobre él ejerció el Modernismo. Posteriormente, Quiroga incorpora la sensibilidad naturalista en sus obras, lo que podemos apreciar en "Historia de un Amor Turbio" (1918) -novela autobiográfica- y "Pasado Amor" (1929). Sin embargo, Horacio Quiroga deberá la inmortalidad literaria a sus cuentos, forma dentro de la cual es considerado uno de los más grandes creadores de la literatura hispanoamericana de todos los tiempos.
 
Por tal razón, la etapa más brillante y decisiva de su carrera como escritor, se inicia con su libro "Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte" (1917). Esta obra es una colección de quince relatos en los que la tragedia, la enfermedad, las obsesiones, el vicio y la locura son los temas recurrentes. Con un estilo sencillo, sugerente y persuasivo, el autor exhibe la trágica debilidad del ser humano ante las fuerzas que lo determinan y, en la mayor parte de los casos, lo aniquilan.
 
En 1918 publica "Cuentos de la Selva", cuyos ocho relatos conforman una muestra brillante de su prosa natural y clara, de su gran creatividad y de la fuerza con que aparece la naturaleza americana. La selva, en este caso, es la realidad que lo abarca todo; los animales aparecen humanizados y la intención moralizadora de los cuentos está sabiamente sugerida, nunca explícita.
 
Muchos han querido ver en ellos, incluso, enfoques que anticipan el ecologismo tan en boga por estos días. "Cuentos de la Selva" es la obra de un vigoroso mundonovismo, entregada con sencillez e imaginación. En ediciones posteriores, se suele agregar a los ocho relatos originales, dos cuentos publicados años después por Quiroga: "Anaconda" (1921 ) y "El Regreso de Anaconda" (1926).

Algunas de sus obras: El crimen de otro (1904), Historia de amor turbio (1908), Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), Cuentos de la selva (1918), El salvaje (1920), Las sacrificadas (1929), Anaconda (1921), El desierto (1924), Los desterrados (1926), Pasado amor (1929), Suelo natal (libro de lectura para niños, en colaboración con Leonard Glusberg) y Más allá (1935).

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