A mí...sí me gusta la TV. Les comparto algo
Insúltame, pero reflexiona
El pozo de los deseos reprimidosÁlvaro Cueva
La televisión está plagada de campañas de responsabilidad social. Que si los derechos humanos, que si las mujeres, que si los niños, que si los árboles, los animales, el agua.
Y las que no vienen de una marca o de un producto vienen de una empresa o de un medio. Y nos llegan por un lado, y nos llegan por el otro, y nos piden dinero, y nos piden que hagamos cosas.
Es todo un tema porque son tantas las campañas de responsabilidad social que tenemos en los medios mexicanos que invariablemente comienzan a competir, a ensuciarse.
A mí ya me tocó: los enemigos de las corridas de toros me empezaron a atacar por defender a los niños que son víctimas de la trata de personas como si una cosa tuviera que ver con la otra, como si una causa anulara a la otra. ¿Así o más enfermo?
Pero espérese porque esto que le estoy contando es apenas la punta de un iceberg muy revelador y cargado de odio, de un odio disfrazado de “soy muy bueno porque hago algo por los demás”, pero odio al fin.
Mire, para no hacerle el cuento largo, el mercado de la responsabilidad social está saturado y contaminado.
No hay manera de darle seguimiento, ya no se diga de apoyar, a tantas causas, y menos ahora que nuestra economía familiar va para abajo.
Igual, cada vez hay más gente rechazando esta clase de cuestiones porque sospecha que atrás de ellas hay mano negra, intereses políticos, empresariales y hasta evasión de impuestos.
Qué horrible porque los mexicanos somos buenos y nos gusta ayudar. Qué horrible porque esto no debería ser así. Deberíamos celebrar la responsabilidad social, hacerle promoción a cada causa, participar.
¿Por qué le estoy escribiendo esto? Porque ayer fue la presentación oficial de una campaña que ya llevaba varios días viendo en televisión: Un minuto vs el cáncer.
¿Y? Que se trata de algo muy bueno y que a mí me pega (mi padre, entre muchos otros familiares, murió de cáncer), pero ya sé lo que va a pasar:
Voy a escribir de Un minuto vs el cáncer y me van a decir, tanto en milenio.com como en las redes sociales: “¡Puto! ¡Pendejo! ¡Muérete! ¡Eres un vendido! ¡Te paga Televisa! ¡Te paga Azteca!”
¿Cómo le hago? Y no tanto para que no me insulten sino para recuperar su atención y llevarlo a un tema importante, a un tema que le podría salvar la vida. ¡Cómo!
Qué linda toda la gente que se preocupa por mi sexualidad, por mi coeficiente intelectual y por mi economía, pero yo preferiría que al menos hoy, por un ratito, se preocupara por su salud.
Un minuto vs el cáncer es una de las mejores campañas de responsabilidad social que han aparecido en el mercado mexicano en los últimos años y sí, como se lo dije hace rato, se me hace muy buena desde la perspectiva televisiva.
¿Por qué? Porque es muy clara en sus argumentos. Aquí de lo que se trata es de que usted le dedique un minuto, sólo un minuto, a entender qué es el cáncer y a atenderlo, especialmente a nivel prevención.
¿Esto es malo? ¿Es demasiado tiempo? ¿Es demasiado sucio? ¿Hay mano negra? Yo creo que no.
El responsable de este esfuerzo es el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) y la estrategia mediática es muy peculiar porque, además de poner a figuras 100 por ciento positivas, como Paola Espinosa, apela a audiencias que no son las que normalmente se detendrían a reflexionar sobre el cáncer.
¿Como cuáles? Como las de Facundo y Eugenio Derbez. Y no, no van a ser las únicas. El Incan está convocando a personajes de muchos ámbitos, que manejan muchos tonos y trabajan para muchas televisoras.
Busque las cápsulas de Un minuto vs el cáncer en los mejores medios de comunicación de este país y reflexione. Es por su bien.
Y a propósito de campañas de responsabilidad social, se lo aviso desde ahora: este año voy a estar en Teletón.
No, no se asuste, voy a seguir criticando a Teletón, el programa, pero como soy un convencido de Teletón, la fundación, voy a ser juez en un concurso de cortometrajes que pinta estupendo.
Está dirigido a estudiantes universitarios, especialmente a los de comunicación (mi carrera), se llama Atrévete a ver y consiste en hacer cortos de máximo cinco minutos que contribuyan a la integración social de las personas con discapacidad.
Imagínese todo lo que se puede hacer en términos de calidad y creatividad en estos tiempos de YouTube.
Los premios están muy buenos y el concurso va en serio, tan en serio que acepté poner mi nombre de por medio.
Por favor busque la convocatoria (disponible en mi Facebook AlvaroCuevaTV), compártala con sus compañeros, colegas y alumnos y, por favor, participe.
Juntos vamos a poder cambiar las cosas y a mover el acento, de la televisión chatarra a los conceptos que valen la pena como las campañas de responsabilidad social, tan atacadas en los últimos años, pero tan necesarias en un país como el nuestro. ¿A poco no?
Y las que no vienen de una marca o de un producto vienen de una empresa o de un medio. Y nos llegan por un lado, y nos llegan por el otro, y nos piden dinero, y nos piden que hagamos cosas.
Es todo un tema porque son tantas las campañas de responsabilidad social que tenemos en los medios mexicanos que invariablemente comienzan a competir, a ensuciarse.
A mí ya me tocó: los enemigos de las corridas de toros me empezaron a atacar por defender a los niños que son víctimas de la trata de personas como si una cosa tuviera que ver con la otra, como si una causa anulara a la otra. ¿Así o más enfermo?
Pero espérese porque esto que le estoy contando es apenas la punta de un iceberg muy revelador y cargado de odio, de un odio disfrazado de “soy muy bueno porque hago algo por los demás”, pero odio al fin.
Mire, para no hacerle el cuento largo, el mercado de la responsabilidad social está saturado y contaminado.
No hay manera de darle seguimiento, ya no se diga de apoyar, a tantas causas, y menos ahora que nuestra economía familiar va para abajo.
Igual, cada vez hay más gente rechazando esta clase de cuestiones porque sospecha que atrás de ellas hay mano negra, intereses políticos, empresariales y hasta evasión de impuestos.
Qué horrible porque los mexicanos somos buenos y nos gusta ayudar. Qué horrible porque esto no debería ser así. Deberíamos celebrar la responsabilidad social, hacerle promoción a cada causa, participar.
¿Por qué le estoy escribiendo esto? Porque ayer fue la presentación oficial de una campaña que ya llevaba varios días viendo en televisión: Un minuto vs el cáncer.
¿Y? Que se trata de algo muy bueno y que a mí me pega (mi padre, entre muchos otros familiares, murió de cáncer), pero ya sé lo que va a pasar:
Voy a escribir de Un minuto vs el cáncer y me van a decir, tanto en milenio.com como en las redes sociales: “¡Puto! ¡Pendejo! ¡Muérete! ¡Eres un vendido! ¡Te paga Televisa! ¡Te paga Azteca!”
¿Cómo le hago? Y no tanto para que no me insulten sino para recuperar su atención y llevarlo a un tema importante, a un tema que le podría salvar la vida. ¡Cómo!
Qué linda toda la gente que se preocupa por mi sexualidad, por mi coeficiente intelectual y por mi economía, pero yo preferiría que al menos hoy, por un ratito, se preocupara por su salud.
Un minuto vs el cáncer es una de las mejores campañas de responsabilidad social que han aparecido en el mercado mexicano en los últimos años y sí, como se lo dije hace rato, se me hace muy buena desde la perspectiva televisiva.
¿Por qué? Porque es muy clara en sus argumentos. Aquí de lo que se trata es de que usted le dedique un minuto, sólo un minuto, a entender qué es el cáncer y a atenderlo, especialmente a nivel prevención.
¿Esto es malo? ¿Es demasiado tiempo? ¿Es demasiado sucio? ¿Hay mano negra? Yo creo que no.
El responsable de este esfuerzo es el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) y la estrategia mediática es muy peculiar porque, además de poner a figuras 100 por ciento positivas, como Paola Espinosa, apela a audiencias que no son las que normalmente se detendrían a reflexionar sobre el cáncer.
¿Como cuáles? Como las de Facundo y Eugenio Derbez. Y no, no van a ser las únicas. El Incan está convocando a personajes de muchos ámbitos, que manejan muchos tonos y trabajan para muchas televisoras.
Busque las cápsulas de Un minuto vs el cáncer en los mejores medios de comunicación de este país y reflexione. Es por su bien.
Y a propósito de campañas de responsabilidad social, se lo aviso desde ahora: este año voy a estar en Teletón.
No, no se asuste, voy a seguir criticando a Teletón, el programa, pero como soy un convencido de Teletón, la fundación, voy a ser juez en un concurso de cortometrajes que pinta estupendo.
Está dirigido a estudiantes universitarios, especialmente a los de comunicación (mi carrera), se llama Atrévete a ver y consiste en hacer cortos de máximo cinco minutos que contribuyan a la integración social de las personas con discapacidad.
Imagínese todo lo que se puede hacer en términos de calidad y creatividad en estos tiempos de YouTube.
Los premios están muy buenos y el concurso va en serio, tan en serio que acepté poner mi nombre de por medio.
Por favor busque la convocatoria (disponible en mi Facebook AlvaroCuevaTV), compártala con sus compañeros, colegas y alumnos y, por favor, participe.
Juntos vamos a poder cambiar las cosas y a mover el acento, de la televisión chatarra a los conceptos que valen la pena como las campañas de responsabilidad social, tan atacadas en los últimos años, pero tan necesarias en un país como el nuestro. ¿A poco no?